Hace aproximadamente un mes, concretamente el pasado domingo 19 de noviembre, el conjunto juvenil del Club Deportivo Colegios Diocesanos rendía visita al Aravaca Club de Fútbol. A pesar de las alturas del campeonato doméstico, aquel encuentro correspondía a la jornada 13 del Grupo 5 de la División de Honor, daba la sensación de que una derrota de los abulenses pondría punto y final a una temporada que muchos pensábamos se haría demasiado larga tras aquel choque en caso de no sumar nada positivo.
Los amarillos se presentaban en tierras madrileñas con ocho derrotas, tres empates y una sola victoria ante el colista de la competición en los partidos disputados antes de aquella salida. Las imágenes de desesperación de algunos jugadores al finalizar los partidos anteriores, más propias del mes de mayo que de la primera vuelta, hacían pensar lo peor. Los cambios de sistema realizados por Iván Lastras tampoco parecía que acabaran de dar con la tecla necesaria para voltear una situación que comenzaba a ser crítica.
Sin embargo, aquel día de mediados de noviembre, quizá por esa sensación de tenerlo todo perdido y dejar la tensión y los nervios en el vestuario antes de saltar al terreno de juego, el Colegios Diocesanos mostró su mejor cara, aquella que muchos aficionados llevan esperando desde el inicio del curso, y sumó una victoria. Sólo eran tres puntos, pero aquel triunfo por la mínima suponía salvar el primer match ball de la temporada y otorgaba vida a un paciente que estaba en la UVI de la tabla clasificatoria.
Lo bueno de aquella reacción es que tuvo continuidad en los siguientes choques. Dos empates consecutivos ante rivales de la zona medio-alta de la clasificación, a un gol en el campo del Almendralejo y a cero ante el Real Valladolid en Sancti Spíritu, ratificaron la mejoría de juego de los colegiales. La confianza que dan los resultados, el nivel demostrado por algunos jugadores que hasta ese momento no habían dado el esperado y que el técnico abulense haya encontrado un sistema de juego que se ha traducido en puntos pueden ser las claves que están detrás de esta reacción que parece haber llegado a tiempo.
La necesidad sigue siendo sumar de tres en tres, pero estas jornadas consecutivas sin conocer la derrota han dado mucha vida al equipo abulense y permiten poder sacar la calculadora en esta segunda vuelta que acaba de comenzar. El inicio de la misma no ha podido ser mejor. Victoria en casa por 2-0 ante el Unión Adarve, un rival directo ante el que además los colegiales se han quedado con el gol average particular a su favor.
El choque de este fin de semana será otra final anticipada. El Colegios Diocesanos visita al Atlético Casarrubuelos, conjunto madrileño que en caso de derrota tendrá un pie y medio en la Liga Nacional juvenil antes de comerse el turrón. Gracias a los resultados de las últimas cuatro jornadas, los abulenses se han ganado un margen que no hace tan definitivo el resultado de este duelo. Todavía no se ha hecho nada y lo que queda por delante será duro, muy duro, pero, al menos, la reacción amarilla permite creer en una permanencia en la División de Honor que tan importante es para el resto del fútbol abulense.