Archivo | diciembre, 2015

Preocupación verdiblanca

16 Dic

La Cultural Deportiva Cebrereña está acostumbrada a vivir en el alambre de los puestos de descenso del Grupo VIII de la Tercera División. Así ha sido en las cinco temporadas en que los verdiblancos han participado en categoría nacional. Así parece que será en la actual campaña, un año en el que la continuidad del grueso de la plantilla de años anteriores y los fichajes llegados en verano hacían indicar un panorama diferente.

En tres de ellas (05-06, 08-09 y 10-11), los de Cebreros no lograron la salvación. En las dos últimas (13-14 y 14-15), los verdiblancos consiguieron la permanencia de la mano de Pepe García. En ambas temporadas, la Cebre cimentó su continuidad en el Grupo VIII de la Tercera División ejecutando una magnífica segunda vuelta, tras haber realizado una primera con unos números similares a los actuales o incluso peores.

Cebrereña-Palencia Balompié 15-16

Encuentro entre Cebrereña y Palencia Balompié. (Foto: Antonio Bartolomé, Diario de Ávila)

El inicio de temporada fue esperanzador. Dos victorias, ante La Bañeza y Almazán en El Mancho; tres empates, frente a Cristo Atlético, Brugos Promesas 2000 y Sporting Uxama, dejando la sensación de haber podido quedarse con el triunfo con un poco más de acierto ante la portería rival; y una sola derrota, por la mínima en La Albuera ante la Segoviana.

A partir de octubre, los verdiblancos empeoraron sus números. En los siguientes once encuentros, la Cebre ha sumado siete derrotas (Villaralbo, Atlético Tordesillas, Atlético Bembibre, Beroil Bupolsa, Numancia B, Zamora y Ciudad Rodrigo); tres empates (Santa Marta de Tormes, Palencia Balompié y Mirandés B), todos ellos como local; y una victoria ante la Virgen del Camino, también en Cebreros. La consecuencia, los de Pepe García han caído a puestos de descenso.

La situación es preocupante, pero ni mucho menos grave. Las sensaciones hasta el momento han sido buenas. Exceptuando la goleada recibida ante el filial del Numancia en Soria, la Cebre ha dado la cara en todos los choques, mereciendo mayor botín que el obtenido en muchos de ellos. La salvación está a tan sólo un punto y la igualdad existente en la clasificación mantiene a los verdiblancos a un par de victorias de la zona media.

Eso sí, los tres próximos choques serán clave. La salida a Villamuriel, con la que cerrará 2015, y los dos choques en El Mancho ante Becerril y Cristo Atlético, que además están en puestos de descenso, con los que arrancará 2016, deben ser un punto de inflexión. Sumar al menos siete de los nueve puntos en juego daría tranquilidad y dejaría el panorama más despejado a corto plazo. Además, lograr la primera victoria lejos de Cebreros, auténtico talón de Aquiles de los verdiblancos esta campaña, ayudará, y mucho, a lograr los objetivos.

Con esos números, repetir puntuación en la segunda vuelta, quizá sumar algo más, podría ser suficiente. Sin olvidar que éste puede ser un año donde los arrastres desde la Segunda División B -Atlético Astorga, Real Valladolid B, Arandina y Burgos llevan todo el año en la zona media-baja en la categoría de bronce- todo hace indicar que la salvación habrá que obtenerla al menos con 45 puntos. Experiencia hay para ello. Tiempo y equipo también.

Banquillo caliente

4 Dic

Una semana después de la dimisión de Luis Ortega de la Natividad como entrenador del Real Ávila, el club encarnado no ha encontrado todavía un nuevo inquilino para el banquillo del Adolfo Suárez. No es la peor noticia. La mala de verdad es que todos los técnicos a los que se ha dirigido el conjunto de la ciudad amurallada han dado la misma respuesta: no.

Que ningún entrenador de los tanteados haya dudado ni un momento a la hora de aceptar el reto es grave. Que todos ellos sean abulenses y algunos hayan sido parte de la familia encarnada, bien como técnicos, entrenadores o directivos, en algún momento de sus vidas es gravísimo. ¿A nadie le importa ya el Real Ávila?

Dimisión Luis Ortega noviembre 2015

Rueda de prensa de despedida de Luis Ortega de la Natividad. (Foto: Vanessa Garrido, Diario de Ávila)

La salida de Luis Ortega, cinco meses después de su fichaje, no ha ayudado. Cuando parecía que el equipo había cogido el ritmo a la competición y, victoria tras victoria, su marcha deportiva hacía indicar que el ascenso a Tercera División podría ser una realidad, estalló la tormenta en el municipal Adolfo Suárez.

La rueda de prensa de despedida fue una estocada en la débil línea de flotación de los encarnados. En ella, el técnico abulense dejó claro que las injerencias de la Junta Directiva en la parcela deportiva habían sido el detonante de su marcha. La zona noble negó la mayor mediante un comunicado. Sin entrar a valorar estos hechos, no estoy dentro del vestuario ni del club como para dar una opinión sobre la veracidad o no de las explicaciones dadas por ambas partes, lo cierto es que todo este lío no ha ayudado en nada.

Con una situación económica que es la que es, pudiéndose agravar a partir del mes de enero cuando el Ávila deba hacer frente a los pagos del Concurso de Acreedores en el que está inmerso; con una plantilla de calidad para afrontar los objetivos, pero escasa en el número de efectivos; y con la sensación en el ambiente de que la parte institucional vuelve a cometer errores pasados, donde la utilización del club como un cortijo particular alejó a éste de la sociedad abulense, el banquillo se ha convertido en una auténtica patata caliente.

La solución parece ser complicada. Probablemente muy complicada. Si los técnicos abulenses no quieren dirigir la nave en las condiciones actuales; si no hay dinero en las arcas para traer un técnico foráneo; y si la débil estructura de la cantera encarnada no ofrece la solución al banquillo, dime tú que vamos a hacer. ¿Habrá autogestión de vestuario? Todos conocemos casos que han derivado en la consecución de Ligas o Copas de Europa con este método, aunque no creo que fuese el mejor remedio en estos momentos.

Como en otros temas, léase los problemas para conseguir la vuelta este verano de determinados jugadores que ya vistieron la encarnada o la poca o nula implicación de los empresarios locales a la hora de ayudar al equipo mediante patrocinios y publicidad, sus motivos tendrán en ambos casos, o no, lo desconozco, el futuro del equipo de la ciudad amurallada es, como escribe mi compañero Alberto Sánchez en Diario de Ávila, al menos, incierto.