La Segunda División B tendrá que esperar. Un año más, la suerte no estuvo del lado del Real Ávila C.F. en las eliminatorias del play off de ascenso y el Mérida se une a esa lista negra compuesta por Real Oviedo, Valle de Egües, Valencia Mestalla, R.S.D. Alcalá, Atlético Mancha Real y Baracaldo, conjuntos que han apeado a los encarnados del sueño de regresar a la división de bronce del fútbol español.
Del cruce se pueden sacar varias concusiones. La primera, que el Mérida no era tan coco como a priori apuntaban sus números. La segunda, que en el fútbol lo que valen son los goles, además de lo que más dinero cuesta, y mientras que los extremeños hicieron tres, los abulenses no fueron capaces de materializar ninguna de las ocasiones que tuvieron a lo largo de los 180 minutos, tiempo en el que, en mi humilde opinión, fueron superiores a su rival. Y la tercera, para mí la más importante, que el compromiso y la actitud de los jugadores que esta campaña vistieron la encarnada merecen un monumento, o dos, o quizá tres.
Finalizar el encuentro en el Estadio Romano presionando al rival y buscando el gol, con un jugador menos, un 3-0 en el global de la eliminatoria y lo que estos jugadores llevaban encima desde el pasado mes de diciembre, dignifica la profesión de futbolista. Esa profesión tan denostada y criticada por la imagen de dinero rápido y vida fácil que muchos atribuyen y generalizan para el mundo del balompié y que, detrás de los Ronaldo y Messi, no deja ver un fútbol modesto repleto de una serie de valores que bien le vendrían poner en práctica a la sociedad actual.
Cuando el pasado mes de diciembre el club abulense anunciaba el concurso de acreedores, ninguno de los jugadores, a pesar de tener las puertas abiertas y destinos donde ir, abandonó el barco. Todos quisieron seguir en un equipo que ni siquiera sabía si acabaría o no la temporada regular o si tendría o no autobús para viajar al siguiente partido lejos del Adolfo Suárez.
Durante estos meses no ha habido ni una sola declaración negativa, ni una sola crítica, ni una mala palabra sobre su situación personal, con muchos de ellos sumando varios meses sin recibir las cantidades acordadas. No se ha faltado a ni un solo entrenamiento. No se ha dejado de correr un solo balón, a pesar, de que otros muchos en su mismo lugar, ya lo hubieran hecho hace tiempo.
No me quiero olvidar en estas líneas de agradecimiento de otros dos elementos que forman parte de ese mundo llamado ‘El Ávila’, los medios de comunicación y su afición. Sobre los primeros, por seguir informando cada semana de la actualidad encarnada con una profesionalidad y dedicación que ya quisieran muchos de esos compañeros de profesión que siguen a los ‘grandes’, `pues con una décima parte de los medios de los que disponen estas estrellas mediáticas ofrecen una información de calidad, veraz y rigurosa que ya la quisieran estos.
En cuanto a los segundos, son varias las circunstancias a destacar. La primera, el seguir al pie del cañón año tras año sin importar la categoría o la calidad del proyecto. La segunda, el haber sido un grupo de ellos quienes, cuando aquellos que debían hacerse cargo de la situación no han asumido su responsabilidad, han cogido las riendas de la institución y, quitándose tiempo y dinero propio, no han dejado de luchar por que el viejo corazón encarnado siguiera latiendo semana a semana mediante la realización de diferentes iniciativas. Y la tercera, porque pudiendo decir que son del Atleti, el Barsa o el Madrid cada vez que son preguntados por cuál es su equipo, dicen con orgullo y dos cojones, con perdón, que son del Real Ávila, algo de lo que desgraciadamente, pues si no fuera así otro gallo nos cantaría, pocos podemos presumir.
Con la eliminación ante los extremeños, el conjunto de la capital amurallada pone el punto y final a una de las temporadas más duras y difíciles de su larga historia, no sé si la que más, pues las ha habido muy complicadas en otras épocas. Además, se abre un periodo con muchas incógnitas por resolver, demasiadas quizá.
Muchos dirán que los veranos siempre han sido complicados por estos lares. Y razón tienen. Que los problemas económicos los ha habido siempre y se ha salido adelante. Cosa que también es cierta. Pero, por más que me duela, me da que esta estocada puede ser definitiva.
Intentar sacar adelante un concurso de acreedores con 300 locos apoyando, por muy locos que estemos, se me antoja misión casi imposible. Me da también, que una vez más, la sociedad abulense dará la espalda a su equipo, a su Ávila, algo muy lícito por supuesto, pues cada uno tiene la libertad de hacer lo quiera, y tendremos que escribir aquello de “entre todos lo mataron y él solito se murió”…