Punto de inflexión

10 Dic

Hay puntos, y puntos. Los hay que sirven para ganar una liga. Algunos pueden darte el billete para un play off de ascenso. Otros son la clave para lograr una permanencia. También hacen buenas victorias anteriores. Y los hay que cambian dinámicas. Precisamente en este último grupo podríamos encuadrar el punto que el pasado fin de semana sumaba el Real Ávila ante el Palencia Balompié, el cual llegaba en el minuto 94 y de penalti, para darle más emoción si cabe al botín obtenido.

Y es que este punto fue, además de por cómo se consiguió, importante por varios aspectos. Primero, hay que darlo valor por ser la primera vez en la temporada en la que el conjunto abulense no bajó los brazos ante un gol del rival, como había sucedido en partidos anteriores, tanto en el Adolfo Suárez como lejos de él. Segundo, fue una buena recompensa, ya que no hubiera sido justo que los de la ciudad amurallada se hubieran ido de vacío tras lo visto en el terreno de juego. Y tercero, sirvió para que la parroquia encarnada despidiera a sus pupilos con aplausos y se fuera satisfecha a su casa, algo que no sucedía desde la segunda jornada, tras la victoria en casa ante el Beroil Bupolsa el pasado mes de septiembre, quizá demasiado tiempo para una afición acostumbrada a desenvolverse en otras situaciones.

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Pero si importante fue lo sucedido durante los noventa minutos, quizá lo fue más lo que pasó en lo que los periodistas denominamos como previa, la cual arrojó una auténtica declaración de intenciones de lo que Toni Ayala quiere hacer desde el banquillo. Una de ellas, bastante significativa, fue la inclusión en el once inicial de dos juveniles, Zaca y Mayorga, en detrimento de Samu Tomillero y Sergio Morilla, dos de los llamados a ser pesos pesados en la plantilla, quienes hacían las maletas al día siguiente y causaban baja por decisión técnica. Preguntado el técnico canario sobre este tema en el programa La Jornada de mis compañeros de La 8 de Ávila, éste zanjaba el asunto con un refrán muy de su tierra: “Camarón que se duerme, se lo lleva el mar”.

Otro de los aspectos positivos del choque ante los palentinos fue el debut del último fichaje, el burgalés Bruju, quien dejó destellos de calidad. Se mostró como un interior con buen golpeo de balón y, una y otra vez, buscó la verticalidad hacía portería, algo de lo que ha adolecido el equipo durante este primer tramo de la temporada. Su llegada, junto a las más que inminentes incorporaciones del delantero Anas El Morabet, procedente de la Llagostera, y del centrocampista Rony Beard, internacional con la República Dominicana, debe servir para dar ese punto de calidad que permita al conjunto encarnado crecer y comenzar a sumar de tres en tres.

No nos volvamos locos, pues como diría el malogrado Manolo Preciado, ‘ni antes éramos la última mierda que cagó Pilatos, con perdón, ni ahora vamos a ganar la Liga de Campeones’. Lo que si podemos, y debemos, es ser optimistas de cara a un futuro a corto plazo en el que, sin salirse de la línea cholista del partido a partido, el equipo debe tomarse cada choque como una auténtica final donde solo vale la victoria.

Por este camino, y siempre y cuando el equipo solucione su acuciante problema de gol, pues defensivamente está mostrando un buen nivel, las victorias llegarán y serán las que determinen el puesto en la clasificación en el ahora lejano mes de mayo. La primera final será este sábado a partir de las 16 horas en Simancas, donde el Ávila deberá hacer bueno el punto sumado ante el Palencia logrando ante el colista el primer triunfo de la ‘Era Ayala’.

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